· Disnea: Sensación de dificultad o incomodidad al respirar asociada a la percepción de no estar recibiendo suficiente aire.
· Dolor precordial: Se trata de un dolor que aparece en la zona central del pecho o ligeramente hacia la izquierda ("precordial" hace referencia a la zona del pecho que corresponde al corazón). Suele aparecer justo debajo del pezón izquierdo, siendo por lo general repentino. Lo importante es que suele ser muy central en el pecho, no se manifiesta en zonas laterales.
· Edema de miembros inferiores: El edema se produce porque se escapa líquido de pequeños vasos sanguíneos del cuerpo (capilares). El líquido se acumula en los tejidos circundantes, lo que produce la hinchazón de piernas, asociada a una piel más estirada y brillante. Aparte de la observación visual, se puede comprobar si la piel retiene un hoyuelo (fóvea) después de presionarla durante varios segundos
· Cefalea intensa: Aunque la cefalea es un síntoma frecuente tras la administración de las vacunas frente a la COVID19, en este caso se trataría de un dolor de cabeza persistente y muy intenso, provocado por un episodio de hipertensión intracraneal, por lo que se apreciará sobre todo por la mañana al despertar y empeorará en decúbito (tumbado).
· La visión borrosa se produce también por el aumento de la presión intracraneal, que provoca edema en la papila del ojo. En ocasiones también se produce diplopía o visión doble (por parálisis del sexto par craneal o nervio motor ocular externo).
· Petequias: Son pequeños derrames vasculares que originan manchas redondas en la piel de color rojizo o violáceo y del tamaño de la cabeza de un alfiler. Es frecuente que originen grandes manchas en racimos que pueden parecerse a una erupción cutánea. Sin embargo son planas al tacto y no pierden el color al presionarlas. También pueden aparecer hematomas cutáneos más grandes (moretones o púrpuras) en lugares diferentes al sitio donde ha sido administrada la vacuna.
· Dolor abdominal persistente: Esto no requiere explicación.
Además de estos síntomas de alarma podrían producirse otros síntomas neurológicos como pérdida de fuerza, alteraciones del habla, confusión, episodios de convulsiones…